martes, 10 de febrero de 2015

Abba

Palabra aramea que significa «padre». Jesús la emplea frecuentemente para dirigirse a Dios en tono de intimidad (Mc. 14:36). En Israel se usaba con extrema prudencia el nombre padre aplicado a Yahvé (cf. Dt. 32:6; 2 Sam. 7:14; Sal. 68:5; 89:27; Jer. 3:4.19; 31:9; Is. 63:15- 16, 64:7: Mal. 1:6; 2:10), y cuando se hace es siempre exclusivamente en el contexto de la elección, de la alianza y de la salvación histórica.

Jesús usó probablemente la palabra Abba muchas veces, aun en algunas en que los pasajes bíblicos han transmitido la versión griega «Padre», «Padre mío», y también «mi Padre». La expresión aparece más de 250 veces en el NT. Es una manifestación de plena confianza, intimidad y adhesión con la voluntad del Padre, que Jesús quiere comunicar a sus discípulos. La palabra se usaba solamente en el lenguaje familiar antes de Jesús. No aparece en la literatura profana ni rabínica de la época en el sentido utilizado por Jesús para referirse a Dios, se puede decir que es una característica del vocabulario de Cristo. Los judíos a veces invocaban a Dios como abi, mientras que al padre terreno le llamaban abba. Existía un verdadero cuidado en distinguir una paternidad de otra. Pero Jesús, de manera desconcertante, comienza a llamar abba a Dios. Según el Talmud de Babilonia, abba es la palabra que pronuncia el niño cuando rompe a hablar. Jesús es el revelador de Dios como Padre, es el que muestra a los hombres el corazón del Padre (Jn. 10:15). Jesús tiene un conocimiento íntimo del Padre, igual que el Padre lo tiene de él, por eso puede darle a conocer. Esta revelación de Jesús es superior a la de Moisés y a la de los profetas (cf. Jn. 1:17). La gran novedad de la revelación del nombre de Dios como Padre por parte de Jesús (Jn. 17:6) es que la palabra «Padre» no se refiere al hecho de que Dios sea el creador y señor del hombre y del universo, sino al hecho de que ha engendrado a su Hijo unigénito, Jesucristo, el cual se convierte en hermano mayor de todos los discípulos, adoptados mediante la fe en la familia de Dios (Ro. 8:28-30). Al ser hermanos en Cristo, los cristianos son hechos en Él hijos del Padre (cf. 1 Tes. 1:3; 3:11-13; 2 Tes. 1:1; 2:16), y por eso pueden invocar también ellos a Dios como Abba (cf. Gál. 4:6; Ro. 8:15).


Extraído del Diccionario Manual Bíblico.
Recopilado y Publicado por @Editorial Clie

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